El papa Francisco, de 88 años e ingresado desde el pasado 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma con una neumonía, será dado de alta este domingo, después de 37 días de convalecencia con una neumonía, según ha anunciado su equipo médico este sábado en una rueda de prensa. Horas antes, la Santa Sede había anunciado que el Pontífice se asomaría a saludar a los fieles a mediodía, a la hora del Ángelus, y ahora se ha confirmado que lo hará desde el hospital, pues será dado de alta después. Los médicos han adelantado que el Pontífice necesitará de al menos dos meses de reposo y recuperación en su residencia.
“El Papa siempre ha estado consciente, nunca ha estado intubado”, han insistido los médicos, que han admitido que ha pasado “dos episodios en los que su vida ha estado en peligro”. Han añadido que Francisco quería volver a casa desde hacía varias días, después de recuperarse, pero que ha escuchado a los médicos y ha sido “un paciente ejemplar”. “Cuando le hemos dicho que le dábamos el alta era contentísimo”, han asegurado. En los próximos dos meses, mientras se recupera, no podrá recibir grupos grandes de personas, por precaución, y aún recibirá oxigenoterapia. No obstante, no han descartado que pueda realizar el viaje que se proyecta a Turquía en mayo.
Los doctores Sergio Alfieri y Luigi Carbone han relatado que el Papa ha experimentado una mejoría “incluso rápida en la última semana, si esta tendencia continúa podrá retomar su actividad lo antes posible”. “Si puede ser dado de alta es porque se han resuelto las infecciones más graves, hay algunas bacterias y algunos virus cuya carga viral se ha reducido, hay algunos hongos que se han reducido, aunque se requerirá mucho tiempo, muchos meses, para eliminarlos”, resumió Alfieri. Han precisado que no ha sufrido el Covid.
Hasta ahora el Vaticano solo había difundido una fotografía, de espaldas, del Papa rezando en su capilla privada del hospital. Eso fue el pasado domingo. Antes, el 6 de marzo, divulgó un mensaje grabado que se emitió en la plaza de San Pedro durante el rezo del rosario. En aquel momento, más que transmitir tranquilidad, el sonido de su voz, frágil y doliente, causó aprensión. No obstante, los expertos explicaron luego que en una neumonía es normal perder prácticamente el habla, y que luego la recuperaría. Los médicos han dicho esta tarde que esperan que sea “en un tiempo breve”.
El cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio de Doctrina de la Fe y muy cercano a Jorge Mario Bergoglio, ya afirmó el viernes que el Pontífice se encuentra bien, “pero casi debe aprender a hablar otra vez”. “He podido estar en contacto con él y estoy contento porque físicamente está bien, le cuesta hablar pero el estado general del organismo es como antes”, aseguró a los periodistas, que le abordaron durante un acto público. “Ahora necesitará una rehabilitación, porque después de tanto tiempo con oxígeno de alto flujo se seca todo”, señaló.
El principal obstáculo en la curación del Papa es la recuperación de la capacidad respiratoria. Durante más de un mes ha recibido ventilación mecánica y también oxigenoterapia de alto flujo con cánulas nasales. Esta semana ha dormido por primera vez sin mascarilla y gradualmente está reduciendo también el suministro de oxígeno. Realiza fisioterapia respiratoria y motriz. El objetivo es que vuelva a respirar autónomamente y pueda hablar con normalidad, algo decisivo a la hora de regresar a sus actividades públicas.
Fernández ya dio el viernes que el Papa “podría volver, pero los médicos quieren estar seguros al cien por cien, porque él piensa que en el poco tiempo que le quede quiere dedicarse todo para los demás, y no para sí mismo”. Los médicos ya tuvieron que insistirle para ir al hospital cuando fue ingresado el 14 de febrero, porque arrastraba desde hacía 10 días una bronquitis crónica que no acababa de curarse.
Su retorno a la vida pública es una señal importante en medio de las preguntas recurrentes durante este último mes sobre una posible renuncia. El Vaticano ha transmitido continuamente la idea de que Francisco siempre ha estado consciente y lúcido y ha mantenido cierta carga de trabajo, salvo en los momentos críticos de su convalecencia. El propio Bergoglio ha dicho en varias ocasiones que dimitiría, como hizo en 2013 su predecesor, Benedicto XVI, si no se viera en condiciones de seguir, pero solo en caso extremo. Ni él ni el Vaticano están pensando en ello en este momento. El cardenal Fernández fue claro el viernes cuando le preguntaron si el Papa podría renunciar: “No creo, de verdad, eso no”.