El diputado brasileño Eduardo Bolsonaro, de 40 años, uno de los hijos del expresidente, anunció el martes que deja su escaño como diputado federal en Brasilia y se instala, por tiempo indeterminado, en EEUU. La decisión, anunciada desde Estados Unidos, donde se encuentra de viaje, se produce justo una semana antes de que el Tribunal Supremo de Brasil decida si imputa a Jair Bolsonaro por haber liderado presuntamente la estrategia para dar un golpe tras las elecciones de 2022 e impedir que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera el poder.

Para explicar su decisión, el diputado, elegido por el Estado de São Paulo con 1,8 millones de votos, grabó un video dirigido a sus seguidores en el que carga especialmente contra el juez del Supremo Alexandre de Moraes, enemigo número uno de la extrema derecha brasileña: “Aquí [en Estados Unidos] podré buscar los castigos justos para Alexandre de Moraes y su Gestapo (…) mi objetivo en la vida será hacer que pagues por toda la crueldad con personas inocentes”, dice, citando además la “saña totalitaria de un psicópata sin límites”.

El juez Moraes ha condenado a cientos de participantes en el intento de golpe de Estado que se vivió en Brasilia el 8 de enero de 2023, pocos días después de que arrancara el Gobierno de Lula. El magistrado tiene ahora entre manos el caso que podría llevar a Bolsonaro padre a la cárcel, precisamente, por su supuesta participación en la preparación del golpe. Los cuatro hijos adultos de Bolsonaro ostentan cargos públicos. Si Eduardo es diputado federal, Flávio es senador; Carlos, concejal en Río, y Renan, en la ciudad de Balneario Camboriú. Ninguno de ellos está investigado en el caso del golpismo. Con la renuncia al escaño, Eduardo perderá la inmunidad parlamentaria de la que ha gozado por varias legislaturas.

En su video, el diputado Eduardo admite que teme por el arresto y la condena de su padre y afirma, sin pruebas, que hay un plan para matarlo: “No tengo dudas de que el plan de nuestros enemigos es encarcelarlo para asesinarlo en la cárcel o dejarlo ahí perpetuamente, como habría ocurrido con Donald Trump si no hubiese sido reelegido ahora en 2024″, dice.

El congresista es el principal puente entre la extrema derecha brasileña y la del resto del mundo, con especiales conexiones con el clan de los Trump y los republicanos en Estados Unidos, país que visita constantemente. Hace unos días, dos diputados del Partido de los Trabajadores de Lula pidieron a la Fiscalía que se le confiscara el pasaporte temiendo que huyera de Brasil, como ha terminado ocurriendo. Asegura que a partir de ahora su principal objetivo en EEUU será intentar acorralar a Moraes y luchar por la amnistía de los cientos de condenados por el asalto a las instituciones de Brasilia. Ese también fue el lema principal de la marcha que Bolsonaro encabezó el pasado domingo en Río de Janeiro y que no fue el éxito de público que sus organizadores esperaban.

Eduardo Bolsonaro también promete trabajar para que Brasil tenga unas elecciones “limpias” en 2026, poniendo ya en marcha la misma retórica que la ultraderecha brasileña usó en 2022 de que habría fraude en los comicios.

Bolsonaro padre y su círculo ya proclaman que si él no concurre a las elecciones del año que viene (algo muy improbable, porque está inhabilitado hasta 2030) será porque no hay democracia en Brasil. Tras el anuncio de que su hijo se instala a Estados Unidos, el expresidente insistió en esa tesis: “Si el diputado federal más votado de la historia de Brasil se ve forzado a escoger entre el exilio o la cárcel, este país ya no puede ser considerado una democracia”, publicó en X.