El consultor y académico español, Ismael Crespo, llega a Perú para brindar un seminario, el 27 de marzo, sobre la inteligencia artificial y las emociones en las campañas electorales. Crespo, quien ha trabajado en distintas contiendas políticas en nuestro país, nos brinda un adelanto de los niveles de polarización y los ejes de debate que veremos para las elecciones generales 2026.
— El periodista Juan Carlos Tafur acaba de escribir una columna donde afirmaba que la polarización se comerá al centro político. ¿Está de acuerdo con esa premisa?
Sí, claro. La lógica de la polarización es una lógica de extremos. La definición lleva una lógica de generar extremos. Y la polarización que vivimos en la actualidad, que es una polarización más de carácter afectivo social, que tiene que ver más con los sentimientos que con las posiciones temáticas de los partidos o los individuos, tiene como lógica generar cada vez más extremos. Tiene una lógica política que es abrir una brecha entre dos actores. Cuanto más grande sea la brecha, más complicación tienen los adherentes a cada uno de los partidos o a cada uno de los bloques de pasarse de uno a otro, porque a veces incluso se considera que es moralmente reprobable.
— ¿Cuáles son las emociones que están marcando la polarización política en el mundo?
El miedo es el más potente, porque el miedo es la única emoción que tiene la capacidad de cambiar a la voluntad de los votantes. Un consultor latino, hablando de Perú, decía que, cuando ante un tipo de candidato tienes miedo, la única forma de enfrentarlo es buscar a alguien que dé más miedo. Entonces, el miedo es la gran emoción que, hoy en día, mueve voluntades y que puede hacer que individuos que en principio están menos interesados por la política, de repente sean individuos que acaben involucrándose políticamente por el miedo. No tanto a una cuestión positiva, sino por el miedo a que logre vencer una opción a la cual consideran que genera negatividad para para él o para su entorno familiar.
— ¿Considera que el miedo será un eje polarizador en la campaña electoral que se viene en Perú?
La campaña de Perú va a ser una campaña absolutamente polarizante. Es cierto que ahora tienen 40 partidos, pero también es cierto que hay un proceso de decantación que cuando llega la recta final, van a sobrar 30. Es decir, van a quedarse en torno a ocho o diez candidatos. Entonces eso va a generar un pluralismo muy polarizado, donde aquellos que se queden en el centro van a ser aplastados por las dinámicas polarizadoras y el miedo va a ser un elemento importante. Hay que ver el miedo a qué. El miedo al extranjero, el miedo al inmigrante puede ser uno de los típicos miedos reales, pueden ser miedos más simbólicos. Pero el miedo va a estar presente la campaña, sin ninguna duda.
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— ¿Qué otros ejes polarizadores anticipa para el proceso electoral peruano?
Hay un conjunto de emociones negativas. El odio también está dentro de ese tipo de emociones negativas. Pero digamos que el miedo condensa todas, ¿no? Elementos que tienen que ver con el desagrado, el rechazo, todos estos elementos negativos. ¿Cómo se puede llegar a eso? A lo mejor por campañas intermedias, una muy típica es la de la indignación. Luego, das el paso siguiente. Se va a ver mucha antipolítica.
— Una de las mayores incógnitas es: ¿cómo gana un político en un terreno tan antipolítico?
No, imposible. Tienes que convertirte. Tienes que asumir la lección de estos últimos años, de que compites en ese esquema y nada más. O sea, no puedes ser un actor que desde la racionalidad quieras competir en un esquema diferente. Hay que tener en cuenta una cosa, Perú tiene segunda vuelta. Es cierto que maneja muy diferente lo que es el tramo final, respecto al tramo inicial. Puede ser que para el balotaje [segunda vuelta], evidentemente ese actor racional pueda surgir ante el miedo que genera otro actor que es con el que ha quedado en competición. Esto ya lo hemos visto en Perú de forma casi que consecutiva. En la primera vuelta, hay que tener en cuenta que en Perú el Parlamento juega un papel absolutamente relevante, porque el Parlamento, en estos años, prácticamente ha sido el que ha marcado el ritmo político. Y si se van a posicionar esos diputados en cada uno de los distritos de Perú, en cada una de las zonas de Perú, bajo esa lógica de la polarización.
— ¿Y el Congreso va a tener una incidencia en el esquema partidario de elección? ¿Puede hacer ganar o perder una campaña?
Sí. Creo que Perú nos enseña algo. Es curioso, porque Perú es, desde el punto de vista de la academia, un experimento por introducir esta idea del primer ministro, el ministro fusible, y esta idea de semipresidencialismo. Fue un experimento que vino desde Estados Unidos porque se pensaba que la única forma de parar el presidencialismo más duro, donde el presidente tiene amplios poderes, como es el caso argentino. Se experimentó con eso y es cierto que han tenido épocas buenas, en las cuales el parlamentarismo peruano o el semipresidencialismo ha estado atenuado por mayorías, mayorías de apoyo al presidente. Una vez que se perdió ese ese colchón, realmente el Parlamento ahora mismo es un obstáculo para la consolidación y el refuerzo de la democracia en Perú. No tengo ninguna duda al respecto. El Parlamento va a jugar un papel importante durante la campaña y en la configuración de las candidaturas, pero también en la dinámica política.
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— ¿Una bancada puede hacer perder una elección? Varios creen que les irá mal a los partidos con representación en el actual Parlamento.
Es pronto porque tiene que haber un filtro de candidaturas. Lo único que sabemos son dos cosas. Una, que el fujimorismo sigue teniendo un anclaje, sigue siendo el único partido del país que tiene un voto de adhesión. Es decir, lo que llamamos un voto anclado, que estará en el ocho, en el diez por ciento. Lo segundo es que las derechas en Perú se están radicalizando y que muchas de las derechas se están convirtiendo en partidos, en opciones radicales de derecha extrema, populista. Esas dos cosas son las que sabemos. ¿Cómo se va a conjugar eso? Pues se puede conjugar o buscar un individuo más en el centro, pero que tenga la capacidad de polarizar sobre la base de la derecha. Si es un individuo que lo que va a ofrecer es la racionalidad, la temática y tal, va a estar superado por los acontecimientos.
— ¿Cómo un candidato que se ubica en el centro puede polarizar?
Vamos a ver ejemplos. Francisco Sagasti es un candidato de centro, de centro izquierda con posiciones temáticas. esa persona moderada, teniendo un discurso temático que hace ante los radicalismos de extrema izquierda de extrema derecha. Pero cualquier político peruano en esa línea realmente va a ser comido por el resto de los partidos, porque parte del ciudadano o parte de los ciudadanos que no tienen mucha adscripción política se van a radicalizar no tanto por la cuestión temática, sino por el miedo ante el triunfo de uno o de otro. Entonces, es difícil que estos candidatos sobrevivan si no son capaces también ellos de polarizar. De polarizar en el sentido de generar que haya individuos que logren una alta adhesión hacia su figura con un alto rechazo a las otras figuras. Porque la lógica de la polarización es esa lógica de la polarización hoy en día, que es una polarización efectiva. Es la lógica de que te quieran mucho, pero a su vez odien mucho a otros. Si un candidato de centro logra eso, logra una alta adhesión con un alto rechazo a los otros partidos o a los otros candidatos. Pues sería posible, pero lo veo complicado.
— ¿La polarización se puede endosar? Tienes a Martín Vizcarra y Antauro Humala, que no pueden postular por problemas legales, pero que vienen intentando endosar adhesiones.
Lo que ellos tienen es mucho personalismo negativo, mucho rechazo. Entonces serían individuos donde más que polarizar están pegados por el personalismo negativo. ¿Podría influir? Sí, podría influir si ese personalismo negativo pega contra otro polo, contra otro candidato y se conviertan en rivales, aunque no se pueda presentar, pero que dejen ausentes al resto de los de los partidos. Esto es el típico sándwich, como lo denominamos en campaña. Tenemos tres candidatos, donde los extremos se ponen a polarizar porque al final lo que matan es al que está en el en el centro.
— ¿Y la comedia puede jugar un rol en la campaña? Lo pregunto pensando en Carlos Álvarez.
Tenemos algunos ejemplos actuales de presidentes que han cambiado la comedia por el drama, y por la tragedia. Todos van a jugar un rol, pero llegará un momento en que habrá un primer filtro. La pregunta es cómo van a terminar los que van quedando fuera de competición. ¿Cómo se recicla el conjunto de electores tan pequeños? ¿Cómo se reciclan aquellos que van quedando fuera y no tiene interés en bancada parlamentaria? Por ejemplo, en el caso de César Acuña, no tiene problema realmente quedarse afuera. Sus posibilidades de ser presidente son nulas, pero no tiene problema porque en realidad su lógica es conseguir una bancada parlamentaria, su lógica no es presidencial. Entonces él puede seguir compitiendo. Pero aquellos que en realidad no tienen base partidista y se van a ir quedando fuera, ¿qué papel van a jugar luego en generar alianzas internas con otros candidatos que tampoco tienen base partidista? De los 40 candidatos, creo que hay aproximadamente ocho o 10 que tienen una cierta base partidista. Los otros son meros personalismos. Habría que fijarse ahora mismo en Keiko Fujimori. ¿Cuál es la base real electoral de Keiko Fujimori? ¿Cuál es la capacidad de expansión de esa base en términos electorales? Y la segunda pregunta es ¿cuál es la capacidad, sobre todo pensando en Lima, de Rafael López Aliaga y del crecimiento de una derecha radical populista? ¿Qué capacidad tiene de aglutinar sectores que van más allá de eso, sobre todo sectores populares? ¿Qué capacidad tiene de aglutinar a esos sectores?
— A raíz del caso de López Aliaga ha empezado a calar mucho en Perú sobre la idea de las campañas en el entorno digital. El tema del streaming, las entrevistas en podcast, el polarizar con los medios tradicionales. ¿Ve que es algo que pueda dar resultado en una campaña electoral?
Los comportamientos de López Aliaga son típicos de la derecha radical populista en Europa. Muchos de ellos no dan ruedas de prensa para los medios tradicionales, sencillamente no les dejan entrar y su comunicación es exclusivamente a través de redes sociales. No son tan modernos como para el podcast, pero sí manejan mucho el tema de redes sociales, sobre todo a través de X. Hacen poca comunicación tradicional. El tema es que si solo nos quedamos ahí, estamos hablando ya de una campaña viejuna porque las redes sociales ya es viejuno. Hoy se tiene que matar por tener a alguien que controle los datos; o sea, que sea capaz de controlar esos datos que tenemos a nuestra disposición, ponerlos en funcionamiento en torno a una idea. La clave en el caso de López Aliaga es cómo llegar a otro tipo de sectores. Eso ha sido de alguna forma el reto que ha tenido [Viktor] Orbán en Hungría, [Santiago] Abascal en España, que ha sido traspasar la frontera y llegar al sector popular, al trabajador, al obrero, etcétera, que le convierte realmente en un individuo que, sin ser de extrema derecha o sin ser populista, acaba siendo o participando de eso. Al final eso lo que hace es que hace competir en el mismo espacio a dos personas, que es Keiko y López Aliaga, que van a buscar el mismo target para crecer.
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— ¿Ha podido identificar cuándo fue que la política peruana se polarizó?
Cuando han descubierto que no era necesario gobernar el país siendo presidente, sino que se podía ser sencillamente parlamentario. O sea, cuando el Parlamento se ha excedido en sus roles. Se ha adjudicado un poder a los parlamentarios que deberían carecer de ellos. Donde han juzgado, han criticado, han violentado la Constitución de forma prácticamente continua en ese momento. Porque en ese momento, lo que decía antes, ya el partido no necesita ser un partido ganador de una elección presidencial, si es que puede ser un partido con capacidad de chantaje en el Parlamento, donde quizás teniendo segunda o tercera bancada puedes chantajear las políticas, voltear ministros, etcétera. ¿Cómo podrían superar esto? Pues el día que haya un presidente con una buena mayoría, que no esté sujeto al chantaje.
— ¿A Tiktok lo ve como un eje importante la campaña?
Sí, porque vamos a ver TikTok hasta los 20 años, 21 años, 22 años. Ahora mismo es un canal absolutamente potente. Instagram hasta los 30 años. Diría que para el público joven, para el público muy joven, TikTok es para el público joven. No hay otras formas. Es muy difícil a través de Facebook, que está muerto. Facebook tiene incidencia en gente mayor, pero por ejemplo fuera de Lima, a gente mayor puedes llegar a través de la radio. Sobre todo en Perú, donde las radios de carácter local y comunitarias son muy importantes. Ya el tema de hacer mítines y todo eso, es viejuno. Absolutamente viejuno. Lo cual no significa que haya cosas tradicionales que hay que seguir haciendo. Por ejemplo, está en la televisión. Sin televisión no hay campaña. Estar en televisión puede tener un impacto indirecto a través de Instagram, a través de TikTok y a través de publicidad programática para meterla en plataformas digitales.
— ¿Y WhatsApp?
Acabamos de terminar una investigación sobre WhatsApp. En grupos de WhatsApp donde nos hemos metido, estamos hablando de una muestra de 880 grupos de WhatsApp. Lo sorprendente es que se habla de política. No te puedes imaginar, aunque el grupo sea de gente que lo ha hecho para jugar los viernes al fútbol, se habla de política y es interesante cómo se distribuye información política. En esos 800 grupos, más del 80% recibían enlaces externos durante las conversaciones de fuentes no fidedignas, o de memes, de fuentes raras. La desinformación viene jugando un rol a nivel mundial.
— Y el tema de la inteligencia artificial. ¿Qué rol va a jugar en la en la campaña electoral peruana y qué rol juega en general en las campañas electorales?
En el seminario que voy a dar en Perú, me voy a centrar básicamente en inteligencia artificial, y microtarggeting. Es el juguete ideal, porque además llevo ya varios años trabajando con este. Me impactó mucho la campaña de Pedro Sánchez en el año 2023. Cómo pudo recuperar utilizando este tipo de estrategias basadas en microtarggeting, inteligencia artificial. Tenemos un programa con una empresa multinacional que trabaja en diez países, hemos hecho algunas pruebas y es súper interesante la eficacia que ganas en la publicidad, súper interesante. Te estoy diciendo, por ejemplo, que la inversión de 50.000 euros, a través de microsegmentación, microtargeting y publicidad digital, le sacas un rendimiento de 100.000 euros. O sea, lo multiplicas.
— ¿Y los bots?
Es muy interesante el chatbot que utilizó [Joe] Biden en la campaña, que podía comunicar en torno a 2 o 3 millones de personas al día, podían establecer conversaciones. Las conversaciones automatizadas me parecen interesante, y creo que van a entrar a esta campaña.
— Pero acá los políticos están pensando en los bots para atacar a sus rivales o para rebote de sus propios mensajes.
Es viejuno. Eso es de la antigua campaña. En su día habían bots, luego se descubrió que no eran gran cosa. Se les sustituyó por humanos con identidades falsas, pero también se descubrió que tampoco valía para mucho, porque al fin y al cabo, tiene que haber una inteligencia detrás y la inteligencia es la que prepara mensajes y la que es capaz de organizar toda esa información. Ahora la ventaja que tenemos es que podemos poner una inteligencia alternativa incluso a nosotros mismos, donde sí que podemos programar miles de mensajes en miles de formatos.
— En la promoción del seminario que dictará se plantea una pregunta: ¿Cómo hacer campaña para convencer a ciudadanos que odian a los políticos y los responsabilizan de todos los males del país? Me gustaría un spoiler.
Voy a intentar concientizar de que hay que invertir en tecnología, en la campaña. O sea que hay que invertir en procesos realmente, tanto los tradicionales de encuesta y demás, como los nuevos procesos que tienen que ver con la inteligencia artificial, la segmentación y la programación automatizada en espacios digitales dentro de la campaña. Y voy a insistir el tema de que hay que trabajar desde un entendimiento de cómo funciona el sistema de emociones de los ciudadanos del Perú y que hay que trabajar solo desde las emociones. Trabajar desde una campaña que llegue no tanto a la cabeza, sino llegue al corazón de los ciudadanos. […] Hay que tocarles el resorte para decirles que, o votan o algo malo va a pasar para ellos. Y a los fragmentados hay que unirles en torno a un candidato ganador. Por tanto, hay que trabajar con unas técnicas que nos lleven a ofrecer la imagen de candidatos ganadores,
— Tengo una serie de nombres y me gustaría hacer un ping pong con lo primero que se le viene a la mente. Empecemos por la presidenta Dina Boluarte.
Incapaz.
— ¿Martín Vizcarra?
Fue un error en la historia.
— ¿Antauro Humala?
Tiene que volver a su casa.
— ¿César Acuña?
Tiene que quedarse en Trujillo.
— ¿Keiko Fujimori?
Una posible presidenta.
— ¿José Luna?
El pasado.
— ¿Phillip Butters?
Da entretenimiento a la campaña.
— ¿Rafael López Aliaga?
Un peligro para el Perú.
— ¿Alfredo Barnechea?
Está en todas las campañas.
— ¿Rafael Belaunde?
Un gentelman en la política peruana.
— ¿Carla García?
Interesante. Interesante.
— ¿Verónika Mendoza?
Su tiempo pasó.
— ¿Carlos Álvarez?
Más entretenimiento para la campaña.
— ¿Hernando de Soto?
Un candidato que podría crecer si asume que está en una campaña electoral y no en una universidad. Si asume que tiene que hablar para la gente popular.

Ismael Crespo visitará el Perú en marzo para hablar sobre polarización y la inteligencia artificial en las campañas políticas.