
Los inicios
Corrían los años 50 del siglo pasado cuando a Mitsuo Nishikawa se le ocurrió abrir una tienda que cubriera una necesidad propia. El destacado atleta en judo y otras disciplinas de artes marciales se enfrentó al problema de no tener a la mano ninguna tienda especializada únicamente en deporte. Es por eso que decidió emprender un negocio que no solo satisfaga la demanda de cientos de deportistas, sino que también fomente un estilo de vida saludable en Lima.
“Empezaron con la tienda del Centro de Lima, que es la principal tienda y la más emblemática, pero luego abrieron otras sedes en El Polo y en Miraflores debido a la alta demanda. La tienda en sí misma tiene como plus una tradición de trato personalizado. Es un aspecto que no se pierde. Hay muchas personas que dicen que cuando eran pequeños sus padres los llevaban y ahora esas mismas personas traen a sus hijos. Realmente se trata de una tienda que va de tradición en tradición y de las pocas que sobrevivieron en Lima desde aquellos años”, nos comenta Vanessa Mendoza, actual encargada del área de Marketing de la cadena Mitsuwa.
Si bien al inicio el negocio se limitó a la venta de algunos artículos y prendas deportivas fabricados por ellos mismos, se tenía la consigna de que Mitsuwa debía convertirse en “la casa del deportista peruano” en tanto que sea un espacio donde no solo se encuentren artículos dedicados a diversos deportes (fútbol, voley, box, pesca, judo o basquet), sino también suplementos alimenticios, equipamientos, libros sobre nutrición y alto rendimiento, y una larga lista de productos importados que complementen la vida de un deportista.

Si bien el fútbol ha sido históricamente el deporte más popular del país, Mitsuwa no quiso enfocarse en la venta de chimpunes, pelotas o uniformes, sino también en otros deportes que quizá fueran parte de las minorías (pesca, natación o ping pong) pero que representen un público fiel. Fue así que se iba creando comunidades y que Mitsuwa se iba convirtiendo en aquella tienda icónica del Centro de Lima donde los entusiastas deportistas, ya sean aficionados o profesionales, podían pasarse horas de horas con los productos que no eran fáciles de encontrar en cualquier otro lugar.

El auge y reconocimiento
Una vez que ya la tienda logró el reconocimiento limeño con el paso de los años, importantes figuras del balompié nacional no dudaban en llegar hasta la tienda a comprar artículos de entrenamiento, alimentos y otros equipamientos. Entre las visitas más memorables se encuentran las de Héctor Chumpitaz, Juan Carlos Oblitas y Teófilo Cubillas, asiduos compradores durante la época de oro de la selección nacional en la década del 70.
Y si hablamos de grandes acontecimientos deportivos, parte del equipo femenino de vóley que llegó a la gran final de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988 también llegó hasta la tienda Mitsuwa que para entonces ya se había vuelto en un punto de encuentro para otros referentes del polideportivo en las disciplinas de judo, surf, ping pong, atletismo, entre otros.
A lo largo de esos años, más allá de que Mitsuwa la abría las puertas a todo el público posible, no olvidaba sus orígenes y de las reglas de la tienda era ofrecerle trabajo solo a jóvenes descendientes japoneses. La tienda, además de ser icónica en el rubro deportivo, fue y se mantiene como un punto de contacto entre la comunidad nikkei limeña.
En la actualidad, Mitsuwa cuenta con dos tiendas más, una ubicada en Miraflores y otra en Surco. Si bien la competencia a diferencia de mediados del siglo pasado ha crecido exponencialmente, sigue siendo un espacio icónico en el deporte peruano, tradicional y que apuesta por el fomento de la vida saludable y de alto rendimiento en el país.