Nadie en Rusia se esperaba hace dos meses que Donald Trump anunciase tantas concesiones al Kremlin y humillase en directo al ucranio Volodímir Zelenski. Pero el idilio perfecto entre el presidente estadounidense y Vladímir Putin se ha desvanecido de pronto con la propuesta de Washington de una tregua de 30 días acompañada de una Kiev rearmada. Muchos rusos vuelven ahora a convencerse de que los denostados Estados Unidos siguen siendo el enemigo de siempre. El Kremlin se tomará un tiempo para responder. Pero será difícil contentar al mismo tiempo a Trump, al que urge quitarse la cuestión ucrania de encima, y a cientos de miles de rusos que han sacrificado sus vidas por la cruzada de Putin en Ucrania.
“Estamos abiertos a dialogar con la nueva Administración estadounidense sobre el conflicto ucranio. Lo más importante es acabar con las causas profundas de esta crisis. Lucharemos por los intereses de Rusia, del pueblo ruso, este es el objetivo y significado de la operación militar especial”, dijo el mandatario el 23 de febrero, un día antes del tercer aniversario de la guerra. “No renunciaremos a lo que es nuestro”, volvió a prometer Putin la pasada semana a las viudas y madres de sus soldados. El presidente visitó el miércoles por sorpresa un centro de mando de sus fuerzas en la región de Kursk. Lo hizo ataviado con un uniforme militar, una estampa poco habitual en el mandatario, justo cuando tiene sobre la mesa la oferta de tregua. Allí encargó a su ejército que aplastara lo que queda de las fuerzas ucranias que invadieron Kursk en agosto, según Efe, y en donde Rusia asegura haber recuperado el control del 86% del territorio ocupado.
Las autoridades rusas y su propaganda han tomado con cautela el guante lanzado por Washington. Solo unos pocos políticos se han atrevido a señalar que la propuesta de Trump contradice, a priori, la retórica del Kremlin de estos últimos meses a favor de alcanzar todos y cada uno de sus objetivos en Ucrania. “Cualquier acuerdo será con nuestras condiciones, no con las estadounidenses”, ha hecho hincapié el vicepresidente del Consejo de la Federación, el Senado, Konstantín Kosachev, antes de argumentar que las tropas rusas llevan la iniciativa en el campo de batalla.
La portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, ha insinuado a su vez que Moscú decidirá lo que convenga sin tener en cuenta al resto de actores del conflicto. “La posición de Rusia no se forma en el extranjero a través de los acuerdos o esfuerzos de otras partes. La posición de Rusia se forma dentro de la Federación de Rusia”, ha manifestado en una entrevista.
Fuentes del Gobierno ruso citadas por las agencias Reuters y Bloomberg consideran difícil que Putin acepte una tregua que beneficiaría más a Ucrania que a Rusia. “Putin está en una posición fuerte porque Rusia está a la ofensiva”, decía uno de los contactos de Reuters. “Han disfrazado la reanudación del rearme con una oferta de alto el fuego”, añadía otra fuente.
Putin preparó hace tiempo su economía para una guerra larga. El politólogo Iván Preobrazhenski cree que el Kremlin busca concesiones en esta fase de negociaciones, como dificultar la capacidad defensiva ucrania o que Kiev reconozca los territorios ocupados, pero no renunciará a su objetivo final, tener a Ucrania dentro de su esfera de influencia. ”Creo que Putin no ha decidido todavía si iniciará unas negociaciones de paz en toda regla. Probablemente, no esté seguro si terminar la guerra”, decía el analista a este periódico la semana pasada.
‘Sí, pero’
“La respuesta de Rusia a la propuesta de alto el fuego no debe ser no, sino sí, pero”, opina el exasesor de Putin Dmitri Markov en su canal de Telegram. “Es decir, aceptar el fuego de 30 días con la condición de que se introduzca un embargo al suministro de armas a Ucrania durante el mismo período”, explica el experto.
Markov no termina de decantarse por qué elección tomará el presidente ruso. El experto destaca que en contra de la tregua juegan varios factores. Entre ellos, que Rusia avanza en el frente, “no hay ninguna confianza en Occidente” y Putin y todos los líderes rusos “han dicho muchas veces que Rusia necesita una paz duradera, no una tregua”. A favor del alto el fuego estaría, según el analista, el levantamiento de sanciones y que Trump “desea la paz y se puede hacer tratos con él”.
El presidente ruso siempre ha hablado de manera abstracta de los objetivos de su “operación militar especial” con el fin de poder justificar en el futuro su victoria, sea cual sea su alcance. Su gran ofensiva de 2022 amenazaba Kiev, Odesa y Járkov antes de su fracaso. Hoy, sus tropas están desalojando a las fuerzas ucranias de Kursk, territorio ruso, mientras la campaña en el este de Ucrania se estanca desde hace meses y no ha llegado a Pokrovsk. En cualquier caso, Putin ha dejado entrever que quiere la desmilitarización total de Ucrania y un Gobierno afín al Kremlin —lo que denomina desnazificación, pese a que consideró legítimas las elecciones que ganó Petró Poroshenko en 2014 y Zelenski en 2019—.
La cuestión para el Kremlin es que con Trump tiene de pronto al frente de la Casa Blanca un político que comparte en cierto modo su visión decimonónica del mundo: las grandes potencias usan a los demás países como si fueran piezas en el tablero y no Estados soberanos. Ucrania es, como Groenlandia, Panamá, el Ártico o el este de Europa, una parte del Gran Juego, la expresión con la que Rudyard Kipling definió la partida entre el imperio ruso y el Reino Unido por colonizar Asia Central.
El Kremlin no quiere enfadar a Trump. Y las negociaciones han sido divididas entre la discusión sobre el futuro de Ucrania, por un lado, y las relaciones ruso-estadounidenses por otro. El presidente de EE UU anunció este miércoles que una delegación se dirigía a Moscú. Seis miembros del Gobierno ruso han contado al diario independiente The Moscow Times que Rusia quiere cerrar un encuentro personal entre Trump y Putin en un tercer país entre abril o mayo. “Washington podría perder la motivación [hacia Moscú]. En la Casa Blanca se han vuelto más activos los opositores al acercamiento a nosotros, y los europeos tratan de disuadir a Trump”, decía una de las fuentes al periódico.
Sin embargo, Estados Unidos no deja de ser el enemigo al que Putin ha culpado hasta ahora de la guerra desatada contra Ucrania. La retórica contra Washington, la devolución de Rusia al estatus de potencia nuclear que desafía de tú a tú a los estadounidenses, ha sido el leitmotiv de la unidad en torno a Putin. Una nueva “traición” de Trump tras hacerle concesiones dañaría enormemente la imagen del líder ruso ante los nacionalistas. Cabe recordar que Trump fue aclamado por el Kremlin en 2016 y denostado después por endurecer las sanciones.
Hace un par de meses el Kremlin dio instrucciones a sus medios de propaganda para que aplaudieran el acercamiento de la nueva Administración estadounidense, según contaron varios empleados al medio independiente Viortska. Sin embargo, la propuesta de tregua estadounidense ha sido demasiado para el nacionalismo y los canales Z, los blogueros y corresponsales de guerra rusos, han criticado con fiereza la idea.
“Métete tus iniciativas de paz por el culo ahora. El año pasado se dieron las condiciones para un alto el fuego y respondiste con una invasión”, decía a Kiev el corresponsal Alexánder Kots a su medio millón de seguidores. “Después diremos que nos engañaron”, agregó otro corresponsal de guerra, Borís Rozhin.
“Washington está reanudando su apoyo militar a las Fuerzas Armadas de Ucrania. Es decir, una vez más declara directamente su participación en la guerra contra Rusia”, señalaba el bloguero proguerra Alexéi Zhivov. Otros influyentes canales catalogaban de “error estratégico” la tregua porque no beneficiaría en nada al ejército ruso y permitiría a Ucrania reforzarse en Donbás.
Más allá del armamento, algunos analistas militares rusos temen que una tregua le sirva a Ucrania para recomponer su personal. “La Casa Blanca quiere darle tiempo a las Fuerzas Armadas de Ucrania para reponer sus pérdidas y tener la oportunidad de atacar de nuevo”, advierte a su 1,1 millones de seguidores el canal Arcángel Spetsnaz, a lo que añade: “han sufrido pérdidas tanto en Donbás como en la región de Kursk. ¿Cómo puede Zelenski exigir la paz en sus propios términos cuando la iniciativa está desde hace mucho tiempo en nuestras manos?”