Con la reactivación de las actividades del Congreso –por el inicio de la segunda legislatura– las primeras muestras de la campaña electoral empiezan a mostrarse desde las distintas agrupaciones con representación parlamentaria. Esta es la primera señal de advertencia de lo que puede ser un cierre de quinquenio distinto con miras a las elecciones del 2026. La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, ha empezado a querer marcar distancia de los errores del Legislativo que pueden restarle puntos en la campaña. La excandidata presidencial ha intentado restarle peso a la injerencia de su bancada en el control del Congreso, y se ha basado en algunas cifras: su bancada tiene solo 21 de los 130 votos, y junto con bancadas como Alianza para el Progreso, Renovación Popular o Avanza País, solo suman 53 de los 130 votos, con lo que no alcanzan los 66 para aprobar una ley orgánica o los 87 para una reforma constitucional.
A la lideresa fujimorista le faltó contar los votos de Somos Perú, bancada que siempre vota con el bloque (con los que suma 60 votos), y a Perú Libre, bancada con la que su grupo comparte la Mesa Directiva (con los que suma hasta 71 votos). Estas bancadas –en la mayoría de las ocasiones– votan en bloque pese a sus diferencias ideológicas. El bloque de bancadas de derecha no necesitaba de Perú Libre para ganar la última Mesa Directiva, y aun así le cedieron nuevamente una vicepresidencia al grupo de los Cerrón. A Fuerza Popular no le importó integrar una fórmula junto a la bancada del partido que lidera un prófugo de la justicia.
En un segundo bloque podemos encontrar a Renovación Popular y Acción Popular, dos bancadas que han encontrado control partidario y que han empezado a tomar decisiones concretas apuntando hacia su electorado basados en la unidad. Vemos a la bancada de López Aliaga enarbolando su agenda profamilia y de fiscalización contra todo lo que consideran el “anclaje caviar”, desde el ámbito político hasta el judicial. La última denuncia constitucional que han presentado ha sido firmada en bloque por la bancada, lo que muestra una estrategia coordinada y en bloque.
Acción Popular aún no llega al nivel de estrategia en bloque como Renovación Popular, pero apunta a ese camino. La lampa está terminando de ordenar la bancada que, en ciertos momentos, aún muestra los rezagos de ‘Los Niños’, como el último blindaje a Darwin Espinoza, sobre el cual el presidente Julio Chávez tuvo que salir a marcar distancia partidaria.
Por último, tenemos a Podemos Perú que ha vuelto a levantar su bandera populista con un discurso que polariza con el empresariado, ya no solo en el sector de banca y pensiones, sino que ahora se extiende hasta el sector salud. Esta bandera resulta la más peligrosa, debido a que tiende a encontrar réplica fácilmente en terreno electoral, incluso dentro de bancadas de derecha.
Estos primeros chispazos de acciones y mensajes electorales no deben ser pasados por alto, debido a que estos marcarán la nueva correlación de fuerzas con miras a la elección de la nueva Mesa Directiva que se realizará en julio próximo. Las bancadas que tomen el control legislativo durante el último año del período serán las que definan la agenda en medio de la campaña. Por los indicios mostrados hasta ahora, todo apunta a que será una agenda populista y polarizadora; lo único por definir es su gradualidad.
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