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En el arranque del compromiso, Alianza Lima parecía estar anestesiado ante un Deportes Iquique que, por el contrario, entró al campo bastante despierto. Apenas al minuto 7 el cuadro chileno ya asustaba a la portería local con un gol que fue invalidado por posición adelantada y hizo que Néstor Gorosito, con los brazos cruzados, les dijera a sus dirigidos que había que estar más metidos en el partido y, sobre todo, que deben ir siempre para adelante.
Con el correr de los minutos, Alianza Lima se fue reacomodando y su posesión del balón sumado a los cánticos de las cuatros tribunas de Matute llenas hacían prever que el partido estaba controlado y que en cualquier momento llegaría el gol. Sin embargo, las intenciones de Alan Cantero y de Eryc Castillo no fueron suficientes. Por su parte, Hernán Barcos, el arma principal de gol del equipo ‘íntimo’, venía rengueando.

Alianza Lima clasificó a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2025 luego de eliminar a Deportes Iquique en Matute (Foto: @Libertadores).
Alrededor del minuto 36, previo a una jugada de tiro de esquina en favor de Alianza Lima, el ‘Pirata’ venía tocando su muslo posterior izquierdo. La cosa no pintaba bien y Néstor Gorosito mandó a calentar a Paolo Guerrero. Barcos, por su parte, siguió en el campo y participó de la siguiente jugada, pero su pierna ya no daba para más y Gorosito apuró a Paolo Guerrero para que ingresara al campo de juego, más allá de los trabajos de precalentamiento habían sido breves.
El ‘Pirata’, que habría sufrido un desgarro, se sentó en el banquillo de suplentes y fue Paolo Guerrero quien ocupó la labor de ser el arma de gol. En el campo de juego, el partido se hacía bastante intenso y friccionado, por lo que Alianza Lima necesitaba de dos piezas clave que hagan recorridos exigentes: Pablo Lavandeira y Erick Noriega. Si bien ambos cumplieron su labor a la plenitud, en el caso de Lavandeira se hacía mucho más evidente considerando que su posición natural es más de ataque, pero sorprendía siendo un todoterreno que estaba en todas las zonas del campo donde esté la pelota en juego.
Alrededor del minuto 42, cuando las ansias invadían a los hinchas aliancistas en las tribunas y, sobre todo, al banquillo de suplentes de Alianza Lima, apareció Guillermo Enrique para, una vez más, desconocerse de sus labores de lateral derecho y disfrazarse de atacante para poner una pelota dentro del área. Tras el mal despeje de la defensa chilena, Kevin Quevedo ganó el rebote y lanzó un ‘latigazo’ en diagonal que abrió la cuenta e hizo que Néstor Gorosito celebre el gol como no suele hacerlo: ambos puños arriba y una sonrisa que no le cabía en el rostro. El atacante nacional, además de continuar con su buena racha goleadora con camiseta ‘íntima’, demostró que física y futbolísticamente está en su mejor versión luego de mucho tiempo. Incluso muy por encima de lo que se le recordaba en el 2019, su última temporada ‘íntima’.

Kevin Quevedo lleva tres goles y dos asistencias con Alianza Lima en esta temporada. (Foto: GEC)
Ya con el gol a favor, Alianza Lima se mostraba más afianzado en los minutos finales del primer tiempo y en el segundo tiempo salió con la misma personalidad, aunque con mucha más precisión en el juego. Si bien muchas jugadas quedaban inconclusas y eso hacía que Néstor Gorosito no quede conforme con el rendimiento total del equipo, tal como lo admitió horas después en conferencia de prensa, esto no significaba que Deportes Iquique representara un peligro constante para el cuadro local.
Sin embargo, a medida que se iba acercando el final del partido, Iquique parecía haber encontrado ese ímpetu de ir hacia adelante con voracidad y el cuadro ‘íntimo’, bastante exhausto debido a la intensidad del encuentro, parecía no cogerle el ritmo. Fue entonces cuando en el minuto 90, tras un resbalón de Erick Noriega, apareció Misael Dávila para anotar el 1-1 que ponía a Deportes Iquique a tan solo un gol de forzar los penales.
Como si se tratase de una película de suspenso, el árbitro añadió siete minutos de tiempo extra y los jugadores suplentes de Alianza Lima vivían el partido de pie casi al lado de Néstor Gorosito. Ya cerca del minuto 98, con el tiempo cumplido, hubo una gresca entre ambos equipos que añadió tensión al término del partido pero que, finalmente, consumió los pocos segundos que tenía Iquique de revertir la historia. Tras el pitazo final, Néstor Gorosito abrazó a Rafael Vidal, el jefe de equipo, y todos los jugadores, entre titulares y suplentes, se unieron en un abrazo. El primer gran objetivo del año se había cumplido: clasificar a la fase de grupos de la Copa Libertadores.