La guerra de los aranceles entre Estados Unidos y Canadá registró este martes una nueva escaramuza de imprevisibles consecuencias con la promesa de Donald Trump, presidente estadounidense, de castigar con un gravamen del 50% a la importación de aluminio y acero canadienses, lo que supone doblar su amenaza anterior. La decisión, dijo en un mensaje en su red social, la ha tomado en respuesta al anuncio del lunes de que la provincia canadiense de Ontario subía un 25% la electricidad que exporta al vecino del Sur y pese a que los mercados se desplomaron, también el lunes, ante el temor a una recesión en Estados Unidos provocada por la agresiva y volátil política comercial de la Casa Blanca, en la que fue la peor jornada del año para las bolsas.
El anuncio lo hizo Trump, como es costumbre, en su red social, Truth, de la que estuvo extrañamente ausente casi toda la jornada anterior, mientras se sucedían las malas noticias económicas. El presidente estadounidense se desquitó con un post largo, con su característico y enfatico uso de las mayúsculas, en el que remite al casus belli de la electricidad proveniente de Ontario y acusa a Canadá de ser una de las naciones con aranceles más altos del mundo. “Esto [la nueva imposición al aluminio y el acero] entrará en vigor MAÑANA POR LA MAÑANA, 12 de marzo. Además, Canadá debe eliminar de inmediato su arancel antiestadounidenses para los agricultores del 250% al 390% sobre varios productos lácteos , que durante mucho tiempo se ha tenido por escandaloso”, añadió el mandatario republicano, en referencia a los gravámenes sobre un sector esencial en el sostenimiento de la región del Medio Oeste, que se prepara para ser una de las más afectadas por esta guerra con el viejo socio comercial.
Trump también anunció que declarará “una emergencia nacional sobre la electricidad dentro del área amenazada” por el suministro encarecido procedente de Ontario. Asimismo, amenazó con aumentar el 2 de abril, día en que Estados Unidos viene anunciando que desatará una tormenta de aranceles “recíprocos” con países de todo el mundo, con un “aumento sustancial” de los aranceles a los automóviles que ingresan a Estados Unidos, lo que “en esencia cerrará permanentemente el negocio de fabricación de coches en Canadá”, escribió, pasando por alto que las graves consecuencias que algo así podría acarrear para el sector automovilístico estadounidense, organizado en torno a la ciudad fronteriza de Detroit e íntimamente entrelazado con el del Norte.
El presidente remató su mensaje volviendo a poner encima de la mesa la idea de la anexión de Canadá. “Pagan muy poco por seguridad nacional, y dependen de Estados Unidos para la protección militar. Estamos subsidiando a Canadá por una suma de más de 200.000 millones de dólares [de desequilibrio de la balanza comercial] al año. ¿POR QUÉ? Esto no puede continuar. Lo único que tiene sentido es que Canadá se convierta en nuestro querido quincuagésimo primer estado”.
Nuevas caídas en las bolsas
La noticia frustró el tímido amago de mejora con el que abrió la sesión Wall Street, que registró el lunes la peor jornada de 2025 con una caída del 2,7% en el índice S&P 500, el más representativo de Estados Unidos. Si bien en los primeros compases de la sesión tanto este índice como el Nasdaq (muy dependiente de las tecnológicas) marcaban ganancias, el anuncio de nuevas represalias a Canadá han dado la vuelta al mercado con descensos en el entorno del 1%.
La oleada de pesimismo (tras una fuerte caída, el mercado suele recuperar el aliento, aunque sea temporalmente) obedece a el empeoramiento de la economía estadounidense, patente en los datos y en las previsiones a la baja de los analistas. También a los titubeos de Trump del domingo, cuando, en dos ocasiones, en una entrevista en Fox News y a bordo del avión presidencial, no fue capaz de descartar la posibilidad de que el país se estuviese asomando una recesión.
En el parqué también pesa la convicción de que, al contrario de lo que pensaban los analistas, el nuevo inquilino de la Casa Blanca no corregirá su rumbo si sus políticas restan crecimiento, añaden inflación o provocan descensos en los mercados. Esta expectativa se difuminó el fin de semana en el que Trump admitía un “periodo de transición” en la economía. Los nuevos aranceles sobre Canadá confirman a los inversores que los mercados no disuadirán a Trump de la guerra comercial, al menos de momento.