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En las tres décadas en las que recorrió el mundo y conoció diversas culturas del fútbol, Fossati construyó su identidad, sus costumbres, su filosofía y su método de trabajo. Aprendió y forjó su casi inamovible 3-5-2 con el que hizo campeonar a la ‘U’ el año pasado y que ha plasmado en la selección peruana desde marzo en el que disputó sus primeros amistosos. Han pasado siete meses y este mes de octubre, el 11 y 15, la Bicolor enfrentará a Uruguay y Brasil, respectivamente, por las Eliminatorias 2026.

Con experiencia de sobra y espalda para tomar el fierro caliente que era la selección que dejó Reynoso, el uruguayo aceptó el reto de revivir a un Perú sumido en una grave crisis: no solo se ubicaba últimos en las Eliminatorias con dos puntos y un solo gol en seis fechas, sino que los jugadores no parecían tener reacción. Había que recuperar el ánimo de la selección en su conjunto.

“¿Cómo no vamos a entrenar con alegría, si estamos en el mejor lugar que podemos estar, que se puede estar? Para un futbolista qué puede haber mejor que estar en la selección de su país”, fueron una de sus primeras palabras. El compromiso y la felicidad de representar a Perú por delante de todas las cosas.

Reanimar una selección en crisis no es tarea fácil y Jorge Fossati en siete meses no lo ha logrado. Tuvo cuatro primeros amistosos en los que logró tres triunfos (2-0 a Nicaragua, 4-1 a República Dominicana y 1-0 a El Salvador) y un empate (0-0 con Paraguay), pero en la Copa América volvió a ser el mismo Perú con dos derrotas y un empate para ser eliminados en primera ronda. Y en las Eliminatorias el panorama es similar. En su primera fecha doble consiguió un punto de seis gracias al 1-1 con Colombia en Lima. Pero en medio de ese proceso, el seleccionador charrúa hizo cambios en la Videna con su nueva metodología de trabajo.

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Las costumbres de Fossati

“Hay mayor tiempo de cobertura con Jorge Fossati, aunque cuando hace trabajos táctico, no permite el ingreso, que es algo normal”, nos cuenta Kevin Pacheco, periodista de RPP Noticias, quien cubre a la selección hace años. Un cambio notable a diferencia del anterior técnico Juan Reynoso, quien incluso puso una malla negra alrededor de los campos dónde entrena Perú en la Videna. “Fossati ha hecho de la Videna un lugar más abierto. En los primeros días de trabajo de cada convocatoria, en las que se trabaja solo con los jugadores del medio local, las prácticas se pueden ver completas y eso no le resta el poderío futbolístico a la selección. Eso sí, hay días en los que se trabaja en estricto privado”, comenta Jampool Cuadros, hombre de prensa de Fútbol de América.

El uruguayo está intentando acercar al hincha a la selección, que caminen juntos en medio de la adversidad. Por eso, por ejemplo, pidió jugar en el Monumental, un estadio con más capacidad que el Nacional, aunque esto finalmente no se logró dar. Cuadros añade un ejemplo claro en cuanto a los banderazos que realiza la hinchada para mostrar su apoyo a los seleccionados: “En Lima se ha mantenido como siempre, pero en el extranjero sí hubo un cambio. En Ecuador, en el último partido, los jugadores se acercaron, estuvieron a metros de los hinchas que les podían hablar”.

Pacheco, por otro lado, resalta el diálogo directo que hay entre el técnico y el periodista. “El profesor a veces se anticipa a lo que pasa y realiza anuncios”, dice. Y los ejemplos saltan a la vista: fue el propio Fossati el que señaló que Horacio Calcaterra iba a viajar a Argentina para resolver temas personales. Lo mismo ocurrió con Franco Zanelatto cuando tuvo un problema de salud en medio de una convocatoria.

“Las conferencias o zonas mixtas que él da, las hace pegadas al campo. Coge un micrófono y habla con la prensa. No lo hace en un auditorio. Es un hombre de fútbol, se siente así”, añade Pacheco.

Pero el trato con la prensa no es lo único que cambió con el charrúa. También los horarios de entrenamiento. “En el proceso anterior, Juan Reynoso solía entrenar por las mañanas, alrededor de las 9:30 o 10 a.m., y el acceso a la prensa era por 15 o 30 minutos como máximo. Con Jorge Fossati, tal y como lo hacía en Universitario, los trabajos son por las tardes, entre las 3:45 y 4 p.m., y el acceso logra extender a veces hasta la noche”, destaca Fernanda Huapaya, periodista de este Diario que cubre a la Bicolor.

De hecho, con el uruguayo, la Bicolor ha vuelto a entrenar de noche en algunas ocasiones. Fuentes en la Videna nos comentaron que el horario se adecúa al que jugará la selección, que casi siempre lo hace por la noche. Además, añaden que durante las convocatorias el trabajo es 24/7 en el que los horarios se dividen en terapias, coaching, visualización de videos tácticos.

Por otro lado está el “nuevo horario” para la publicación de la lista de convocados. En ese sentido, las dos últimas veces fueron domingo por la noche. La primera, para las fechas de septiembre, se publicó pasadas las 10 p.m., y esta vez a las 9:30 p.m., algo que el área de comunicaciones de la FPF ha tenido que adaptarse.

Por último, la “novedad” en estos días será que Fossati ha decidido no hacer el reconocimiento protocolar del estadio Mané Garrincha de Brasil donde Perú enfrentará a Brasil el martes 15 de octubre. La Bicolor viajará el lunes 11 por la tarde, llegará a su hotel en la noche para cenar y luego la delegación descansará a la espera del choque.

Sin duda alguna que los resultados determinarán si el método Fossati y sus cambios generan un impacto positivo o no en la selección peruana. Quedan diez finales por delante y la Bicolor tiene la obligación de lograr lo que no se ha podido hasta ahora: ganar en las Eliminatorias.