Pocos políticos pueden presumir de su pedigrí republicano como Liz Cheney. Lo que difícilmente habría imaginado ella misma hace unos años es que iba a presentar sus credenciales conservadoras en un mitin para pedir el voto para la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris. Cheney fue este jueves la estrella invitada del acto de campaña de la vicepresidenta en Ripon (Wisconsin), precisamente el lugar donde nació el Partido Republicano. La política arremetió contra el candidato de su partido, Donald Trump, al que presentó como un peligro para Estados Unidos. “En estas elecciones, anteponer el patriotismo al partidismo no es una aspiración. Es nuestro deber”, dijo.
En el escenario y entre el público había carteles que rezaban: “El país por encima del partido”. Cheney abundó en esa idea. “Les digo que nunca he votado a un demócrata, pero este año, con orgullo, doy mi voto a la vicepresidenta Kamala Harris”, dijo Cheney entre los aplausos de los simpatizantes demócratas. Justo antes de eso, la hija del vicepresidente Dick Cheney, había recapitulado toda una vida al servicio del Partido Republicano. “Fue ese partido de Lincoln y Eisenhower, el partido de Reagan y Bush al que pertenecí toda mi vida”, dijo.
Cheney, de 58 años, contó que fue voluntaria en la campaña de Gerald Ford en 1976, cuando tenía 10 años, y que votó por primera vez en 1984 por Ronald Reagan. Recordó que trabajó en el Departamento de Estado en las dos administraciones Bush, y que miembro de la Cámara de Representantes durante tres legislaturas. “En otras palabras, yo era republicana incluso antes de que Donald Trump empezara a broncearse con spray”, concluyó.
Su ruptura con Trump se produjo tras las elecciones de 2020 y la negativa del entonces presidente a reconocer su derrota. La republicana votó a favor de procesar políticamente a Trump y formó parte de la comisión que investigó el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y que responsabilizó al expresidente del mismo. Trump se vengó de ella pidiendo el voto para otra candidata en las primarias republicanas de Wyoming. Cheney salió derrotada, pero se comprometió a hacer lo que estuviera en su mano para evitar que Trump volviese a la Casa Blanca. Llegó incluso a plantearse competir con él, pero vio que no tenía ninguna opción.
Su apasionado alegato de este jueves contra el candidato republicano forma parte de esa misión. “Nuestra república se enfrenta a una amenaza como ninguna otra a la que nos hayamos enfrentado antes, un expresidente que intentó mantenerse en el poder deshaciendo los cimientos de nuestra república al negarse a aceptar los resultados legales confirmados por docenas de tribunales de las elecciones de 2020″.
Buena conocedora de lo que ocurrió el día del asalto al Capitolio, recordó en el mitin lo que ocurrió ese día, señalando al entonces ocupante de la Casa Blanca como responsable. “Cuando Donald Trump se despertó la mañana del 6 de enero de 2021, su intención, a pesar de haber perdido las elecciones, era que seguiría siendo presidente, en lugar de aceptar su pérdida y reconocer la derrota”, resumió, antes de atacarle personalmente: “No hay ni una onza, ni una onza de compasión en Donald Trump. Es mezquino, vengativo y cruel, y Donald Trump no es apto para liderar esta buena y gran nación”.
Advirtió del riesgo que representa el líder republicano para la democracia: “La historia nos enseña una y otra vez que las democracias y caen. Caen ante los populistas. Caen ante hombres fuertes que engatusan a sus conciudadanos con teorías conspirativas y falsas emergencias”, dijo. “Tenemos la responsabilidad, todos nosotros, de recordarle a la gente que nuestras instituciones no se defienden solas. Nosotros, el pueblo, tenemos que hacerlo. Nosotros, el pueblo, defendemos nuestras instituciones”, añadió. “La violencia no determina ni debe determinar nunca quién nos gobierna. Lo hacen los votantes”, subrayó.
La republicana repitió uno de los lemas de la campaña de Harris entre el alborozo de los asistentes: “No vamos a volver atrás”. “Hoy, les pido a todos los aquí presentes y a todos los que nos escuchan en todo este gran país que se unan a nosotros. Les pido que estén a la altura de este momento. Les pido que se pongan de pie en la verdad para rechazar la crueldad depravada de Donald Trump, y les pido, en cambio, que nos ayuden a elegir a Kamala Harris para presidenta”, añadió.
Cheney ya había anunciado que votaría por Harris. También lo había hecho su padre, el expresidente Dick Cheney. La comparecencia este jueves en un mitin de la candidata demócrata en el lugar de nacimiento del Partido Republicano tenía, sin embargo, una especial carga simbólica. Los simpatizantes demócratas que asistieron al acto no solo aplaudieron a esta conservadora de pura cepa, sino que también saludaron con aplausos algunas de sus menciones a otros republicanos, incluido el exvicepresidente Mike Pence, que puso la Constitución por encima de la obediencia a Trump.
Harris ha tratado de presentarse como una futura presidenta capaz de unir al país y de superar la extrema polarización que atraviesa, en buena medida como consecuencia de la retórica del propio Trump. En el congreso demócrata de Chicago tuvieron ocasión de intervenir varios republicanos que habían renegado del expresidente.
Este jueves, Harris agradeció a Cheney su apoyo e insistió en los mensajes de unidad. “Todos los apoyos son importantes y significan mucho. Pero tu apoyo, Liz, tiene un significado especial. Aunque puede que no coincidamos en todos los temas, y puede que no hayas apoyado antes a un demócrata para presidente, ambas amamos a nuestro país y veneramos nuestros ideales democráticos. Ambas creemos en la nobleza del servicio público. Y ambas sabemos que nuestro juramento de defender la Constitución de los Estados Unidos es un juramento sagrado. Un juramento que siempre debe ser honrado y nunca debe ser violado”, dijo la candidata.
“El presidente de Estados Unidos no debe mirar a nuestro país a través de la estrecha lente de la ideología, el partidismo mezquino o el interés propio. El presidente no debe mirar a nuestro país como un instrumento para sus propias ambiciones. Nuestra nación no es un botín que haya que ganar. Los Estados Unidos de América son la idea más grande que ha concebido la humanidad”, afirmó.
La candidata demócrata le dijo a los asistentes que “la gente de todos los partidos debe permanecer unida” para rechazar a Trump, citando su negativa a aceptar los resultados de las elecciones de 2020 y lo ocurrido el 6 de enero de 2021: “Se negó a aceptar la voluntad del pueblo y a aceptar los resultados de unas elecciones que fueron libres y justas”. “La trágica verdad es que, en esta elección para presidente, hay una pregunta honesta sobre si uno de los candidatos defenderá el juramento a la Constitución de Estados Unidos”, remarcó.