viernes, 15 noviembre, 2024
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La cantante cubana Omara Portuondo, durante la presentación en 2022 del documental sobre su vida el festival In-Edit de Barcelona.
La cantante cubana Omara Portuondo, durante la presentación en 2022 del documental sobre su vida el festival In-Edit de Barcelona.Marta Pérez (EFE)

La legendaria cantante cubana Omara Portuondo, de 93 años, ha tenido que ser sacada esta noche del escenario en brazos de dos miembros de su orquesta durante un festival en Barcelona al encontrarse desorientada al inicio de su actuación. La artista, que abría con su concierto el festival Cruïlla Tardor 2024 en el Palau de la Música, solo pudo arrancar el principio de su canción Lágrimas negras antes de quedarse callada para estupefacción del público. La velada ha terminado con decenas de quejas formales presentadas por parte de los asistentes al concierto de Portuondo. La diva cubana, que tenía previsto rendir un homenaje al mítico conjunto cubano Buena Vista Social Club, en el pistoletazo de inicio del festival, al salir al escenario se ha mostrado visiblemente desorientada.

La Orquesta Failde, que iba a acompañar a Portuondo durante la noche, anunció el concierto como “un viaje a la música de ayer”, con un repertorio de clásicos cubanos como Chan chan, Tiene sabor, Donde estabas tú y El manicero. Después de media docena de canciones a cargo de la banda, Portuondo subió al escenario sentada en una silla, en medio de aplausos del público que vitoreaba a la “reina Omara”.

La expectativa se ha transformado en incredulidad, cuando la cantante solo consiguió acompañar a la orquesta con una pequeña parte del coro de la canción Lágrimas Negras, y quedó en silencio pese a que la orquesta seguía tocando. Después de varios intentos infructuosos por parte de los músicos para que reanudara su interpretación, Portuondo solo ha conseguido cantar la estrofa “contigo me voy mi santa, aunque me cueste morir”, y finalmente ha sido retirada en brazos por dos miembros de la orquesta, otra vez, en medio de aplausos del público.

Durante la secuencia del que se suponía iba a ser el último concierto de despedida de la cantante de los escenarios españoles, se han escuchado gritos de “explotadores”, y “dejadla descansar”, ante lo cual, Ethiel Failde, director de la orquesta, ha tenido que intervenir, afirmando que los gritos eran “una falta de respeto a una leyenda, cuando ella misma en persona fue la que pidió cantar” y que “Omara siempre ha dicho que quiere morirse en el escenario”.

Decenas de espectadores que han decidido salir antes de que finalice el concierto, finalmente se juntaron en las puertas del Palau de la Música para pedir la devolución del valor de las entradas, que en algunos casos alcanzaban los 75 euros. También han presentado decenas de formularios de reclamación a los organizadores del evento. “Muchas personas compraron las entradas solo por ver a Omara Portuondo, aunque la orquesta insistía mucho en que cantara, desde el público se percibió lo ocurrido un poco como un abuso, se le veía muy ansiosa, moviendo las piernas y con la mirada perdida”, afirmaba Rosario Dorantes, una de las asistentes.



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