El fiscal especial Jack Smith ha vuelto a la carga contra el expresidente Donald Trump con un escrito de 165 páginas publicado este miércoles en el que describe sus intentos “crecientemente desesperados” de revocar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, que perdió contra Joe Biden. En sus alegaciones, parte de las cuales están cubiertas por el secreto de sumario, el fiscal asegura que los actos del entonces presidente no eran propio de su cargo, sino que constituían una “conducta criminal privada”. Con esa distinción, trata de que se mantenga la imputación a pesar de la sentencia del Tribunal Supremo de julio pasado que reconocía una amplia inmunidad a los presidentes en el ejercicio de su cargo.
El nuevo escrito, que los abogados de Trump han intentado evitar que se publicara, contiene la descripción más completa de los intentos del republicano de robar las elecciones presidenciales de hace cuatro años, revocando el resultado salido de las urnas. La jueza Tanya Chutkan ha decidido que se publique tras escuchar a las partes, aunque hay fragmentos tachados.
“Cuando el acusado perdió las elecciones presidenciales de 2020, recurrió a delitos para tratar de permanecer en el cargo”, dice el escrito. “Con co-conspiradores privados, el acusado lanzó una serie de planes cada vez más desesperados para anular los resultados electorales legítimos en siete estados que había perdido”, añade. “Aunque el acusado era el presidente en ejercicio durante las conspiraciones imputadas, su esquema era fundamentalmente privado”, argumenta.
Hay hechos nuevos, pero también argumentaciones jurídicas nuevas sobre los hechos ya conocidos. Por ejemplo, los fiscales tratan de convencer a la jueza de que los tuits que el presidente publicó el 6 de enero diciendo que el vicepresidente Mike Pence le había decepcionado al admitir la derrota electoral son actos privados.
El fiscal sostiene que Trump mintió intencionalmente al público, a los funcionarios electorales estatales y a su propio vicepresidente en un esfuerzo por aferrarse al poder después de perder las elecciones, mientras que en privado describía algunas de las afirmaciones de fraude electoral como “locas”.
La acusación responsabiliza al entonces presidente del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. “El acusado también sabía que solo le quedaba una última esperanza para impedir la certificación de Biden como presidente: la gran multitud enfurecida que tenía delante. Así que durante más de una hora, el acusado pronunció un discurso diseñado para enardecer a sus partidarios y motivarlos a marchar hacia el Capitolio”, dice el escrito.
El fiscal logró en agosto pasado una nueva imputación, por los mismos cuatro delitos de los que acusaba inicialmente a Trump, que asegura que se ciñe a lo que no son actos oficiales cubiertos por la amplia inmunidad que el Tribunal Supremo reconoció a Trump tras un recurso contra la imputación inicial.
El fiscal acusa al expresidente de cuatro delitos: conspiración para defraudar al Gobierno estadounidense, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción o intento de obstrucción de un procedimiento oficial y conspiración para violar derechos civiles. Trump sostiene que le robaron las elecciones, pero el fiscal no lo acusa por ese gran bulo sin fundamento, sino por sus actos para alterar el resultado e impedir la certificación de la victoria de Joe Biden. Los fiscales consideran que la conspiración de Trump para permanecer en el cargo comenzó el 13 de noviembre de 2020, pro que ya la venía preparando desde antes de las elecciones.
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