Commodore, la firma estadounidense que revolucionó la informática con su mítico Commodore 64, pasó de liderar la innovación tecnológica en los 80 a desaparecer en medio de conflictos internos y cambios en la industria. Con su legado ahora en el olvido, su historia es un recordatorio de la inestabilidad en el mundo tecnológico.
La empresa fue fundada en 1958 por Jack Tramiel, un sobreviviente del Holocausto que comenzó vendiendo máquinas de escribir. Tras expandirse a calculadoras y otros productos de oficina, Commodore dio un giro crucial al entrar en el mercado de las computadoras personales. En 1977, lanzó el Commodore PET, que sería el precursor de su éxito más emblemático: el Commodore 64.
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El Commodore 64, presentado en 1982, combinaba un diseño avanzado con un precio accesible, lo que le hizo obtener un premio guinness al convertirse en la computadora personal más vendido de la historia. Equipado con 64 KB de RAM y un procesador de 8 bits, llegó a competir con gigantes como IBM y Apple. La expansión a otros modelos, como el Commodore VIC-20 y el Amiga, consolidó su posición en el mercado.
Sin embargo, la fortuna de Commodore empezó a cambiar. Las disputas internas entre Tramiel y el principal inversor, Irving Gould, desembocaron en la salida del primero en 1984. Este momento marcó el inicio de una serie de decisiones empresariales que llevaron a la compañía a enfrentar problemas financieros. La posterior compra de Amiga le dio un respiro, pero no logró salvarla.
A lo largo de los años, Commodore intentó diversificarse, lanzando productos como el Amiga 500 y el Amiga 2000, e incluso incursionando en el mercado de los videojuegos con la consola CD32. A pesar del entusiasmo de los usuarios, la empresa no logró renegociar sus deudas ni mantener el ritmo de la competencia tecnológica.
En 1994, Commodore se declaró en bancarrota. Sus activos fueron adquiridos por la firma alemana Escom, que intentó mantener vivo el legado de Amiga. Sin embargo, también cayó en 1996. Desde entonces, la marca ha cambiado de manos varias veces, y aunque algunas empresas como Hyperion Entertainment siguen desarrollando el sistema operativo Amiga OS, la esencia de Commodore se desvaneció.
La historia de Commodore es un ejemplo del vertiginoso ritmo del mundo tecnológico, donde la innovación puede marcar la diferencia, pero los conflictos internos y la falta de visión a largo plazo pueden llevar incluso a los gigantes a su caída.