La bestia negra Dinamarca se interpone entre los Hispanos y la final

Los duelos entre España y Dinamarca son ya clásicos ineludibles en cualquier gran torneo de balonmano. Para los Hispanos medirse a la gran selección de los últimos tiempos es algo así como visitar al dentista y aunque el balance general en los últimos tiempos es bastante desafavorable, también hay algún precedente positivo al que agarrarse.

Nada es imposible cuando se trata de un equipo experto en salir airoso de las situaciones más complejas. El agónico triunfo ante Noruega (34-35) en cuartos de final, después de una última jugada rocambolesca en el tiempo reglamentario y dos prórrogas no aptas para corazones débiles, mostró otra vez ese rasgo escapista de España, a lo David Copperfield. Los Sagosen, O’Sullivan, Bergerud y compañía fueron un reto de altura, pero la amenaza nórdica se redobla ahora ante el rival más temido, la vigente bicampeona mundial.

Como en los Juegos Olímpicos de Tokio, el Mundial de Egipto en 2021 y el Europeo de Hungría y Eslovaquia en 2022, el equipo liderado por Mikkel Hansen se interpone entre los Hispanos y la lucha por la medalla de oro. Es por tanto el cuarto gran torneo consecutivo en el que españoles y daneses se encuentran en la antesala de la final. Aunque el balance es favorable al combinado escandinavo, que se llevó el gato al agua en la semifinal olímpica (23-27) y mundial (33-35), el último precedente, disputado hace un año en Budapest con victoria hispana (29-25) y que abrió las puertas de la final continental, invita al optimismo.

La selección de Jordi Ribera necesitará la mejor versión de su portería, liderada por Gonzalo Pérez de Vargas, la férrea defensa de Gedeón Guardiola, Iñaki Peciña y Miguel Sánchez-Migallón, además de la magia de Álex Dujshebaev y su fantástica conexión entre los centrales y la segunda línea para salir airosa del envite. Enfrente no solo estará uno de los mejores lanzadores de la historia, el voraz Mikkel Hansen, que tiene a tiro muchos récords de la historia de los Mundiales. Junto a él Niklas Landin, uno de los pocos guardametas que miran de tú a tú a la pareja española; el excelente zurdo Mathias Gidsel; el contundente pivote Magnus Saugstrup Jensen; el joven lateral izquierdo Simon Bogetoft Pytlick, una de las apariciones del campeonato; o el fiable extremo Emil Jakobsen, aunque el juego danés mire poco a las alas y concentre esfuerzos por el centro.

Cartel de auténtico lujo en el ERGO Arena de Gdansk (18:00 horas), el escenario de la resurrección hispana frente a Noruega, un partido que ya forma parte de la historia del balonmano español. España tiene ahora la posibilidad de escribir otro capítulo favorable en esa particular rivalidad contra Dinamarca, la bestia negra de la época moderna, y equilibrar un balance de enfrentamientos que los nórdicos dominan con siete triunfos en los diez últimos duelos.